La escena coctelera de Madrid vive uno de sus momentos más brillantes, y no solo por la calidad de sus cócteles, sino también por la originalidad con la que muchos espacios han sabido construir experiencias únicas alrededor del arte de la mixología. Un ejemplo sobresaliente es Fat Cats, una coctelería de autor ubicada en el corazón del barrio de Las Letras, que ha sabido combinar narrativa, estética y sabor en una propuesta que nos transporta directamente a la era dorada del crimen elegante y el lujo clandestino: los años 70.
Una historia con diamantes, ladrones y terciopelo
Fat Cats no es una coctelería al uso. Tras su fachada discreta, oculta en la calle Infante, el visitante se encuentra con una experiencia inmersiva que empieza incluso antes de cruzar la puerta. Un escaparate con un vistoso collar de diamantes y piedras preciosas llama la atención del viandante y actúa como guiño a la historia que da vida al local: la leyenda de los Fat Cats Burglars, una célebre pareja de ladrones de joyas que, entre finales de los 60 y principios de los 70, irrumpían en mansiones estadounidenses durante lujosas cenas para hacerse con codiciadas piezas de joyería.
Este relato, que mezcla el glamur con el suspense, se convierte en el hilo conductor del local, que rinde homenaje a estos sofisticados delincuentes con una decoración cuidada al detalle: terciopelos rojizos, estampados setenteros y una atmósfera que recuerda a una exclusiva fiesta privada de la alta sociedad americana de aquellos años.
El proyecto está liderado por Shivank Singh, un emprendedor de origen hindú que dejó atrás su carrera en grandes corporaciones como Deloitte y Amazon para entregarse a su verdadera pasión: la coctelería. Su visión se centra en ofrecer mucho más que bebidas; busca construir un universo sensorial en el que cada cóctel cuente una historia.
Una carta que esconde secretos… y mucho sabor
La carta recientemente renovada de Fat Cats mantiene ese compromiso con el storytelling, reforzando la conexión entre los cócteles y la narrativa del local. Nada más sentarse en la barra, los clientes son invitados a descubrir un menú que parece extraído del diario secreto de los propios ladrones. En sus páginas, cada combinado lleva el nombre y el alma de una de sus legendarias aventuras.
La experiencia comienza con una introducción que sitúa al visitante en el contexto: “Cada cóctel de nuestro menú está elaborado teniendo en cuenta el espíritu de nuestros ladrones favoritos, y las ilustraciones que le acompañan tejen la emocionante historia de sus aventuras”.
Este enfoque, tan cinematográfico como sensorial, se acompaña de una clasificación por niveles de alcohol, lo que facilita la elección según el momento o la preferencia del comensal.

Tres cócteles estrella que resumen el espíritu Fat Cats
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Undercover: un combinado de carácter suave y elegante que mezcla ginebra Roku con un licor casero de ciruela pasa, zumo de pomelo y una sorprendente espuma de remolacha. Es ideal para quienes buscan sabores delicados pero con personalidad.
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Treasures: pensado para quienes disfrutan con un toque más exótico y picante. Su fórmula incluye tequila Corralejo reposado, mezcal Encantado, schrub de piña con jalapeño y zumo de limón, en un cóctel que recuerda el lado más arriesgado y chispeante de los atracos.
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Diamond Lift: probablemente el cóctel más icónico de esta carta, rinde homenaje a las joyas que los Fat Cats codiciaban. Contiene bourbon Maker’s Mark, licor casero de chocolate blanco, nuez moscada y nata fresca. Un cierre redondo para una noche con sabor a lujo y misterio.

Una experiencia sensorial y musical
El viaje en el tiempo no solo se percibe en el diseño del local o en la carta, sino también en la ambientación musical. Mientras se degustan los cócteles, suena de fondo una cuidada selección de temas de Donna Summer, The Brothers Johnson y otros grandes nombres del soul y el funk de los 70 y los 80. Esta banda sonora actúa como un elemento más del storytelling, envolviendo al visitante en un ambiente de sofisticación retro difícil de replicar.
Además, para abrir boca, el local ofrece a los clientes un original aperitivo de palomitas con Tajín, un toque picante y refrescante que da pistas sobre el carácter atrevido de la propuesta gastronómica líquida.
Un speakeasy del siglo XXI
Fat Cats recoge la esencia de los antiguos speakeasy —aquellos bares clandestinos que florecieron durante la ley seca en EE. UU.— y la actualiza con una propuesta creativa, elegante y muy cuidada. Su fachada discreta, la ambientación, el misterio y, sobre todo, la calidad de su coctelería, hacen de este lugar una parada obligada para los amantes de las experiencias únicas.
La propuesta de Fat Cats no solo apela al paladar, sino también a la imaginación. En un momento en que la mixología busca diferenciarse a través de conceptos con alma, este local madrileño lo consigue gracias a una historia bien contada, una ambientación sobresaliente y una carta que sabe equilibrar lo clásico con lo innovador.
beberse una historia
En una ciudad que rebosa opciones para salir a tomar algo, Fat Cats se desmarca como un espacio donde el cóctel es solo el principio de una historia. Ya sea por su cuidada ambientación, su potente storytelling o la creatividad de su carta, esta coctelería se ha convertido en un punto de referencia para los que buscan algo más que una copa.
Ideal para una cita especial, una celebración con amigos o simplemente para quienes desean perderse por un rato en un universo donde los diamantes y los ladrones son los protagonistas, Fat Cats demuestra que la coctelería también puede ser narrativa, espectáculo y emoción.
🔪 FAT CATS
📍 CALLE DEL INFANTE, 5, CENTRO, 28014, MADRID
⏰ DE DOMINGO A JUEVES DE 19:00 A 2:00 / DE VIERNES A SÁBADO DE 19:00 A 2:30