6.9 C
Madrid

Viajes y sabores en una revista de autor, hecha para ti

Lanzarote inolvidable: playas infinitas, aventura en el paraíso atlántico

Lanzarote es una isla nacida del fuego y el viento, una geografía extrema donde los cráteres, las coladas de lava y las finas cenizas negras —el célebre picón— dibujan paisajes lunares inconfundibles. Explorarla a pie por rutas volcánicas y coronar calderas es tan emocionante como brindar en La Geria con una copa de Malvasía Volcánica. Este artículo recorre senderos entre volcanes, visita bodegas con historia y propone miradores que parecen de otro planeta, para un viaje que combina naturaleza, cultura del vino y silencio atlántico.

Rutas volcánicas en Lanzarote: cráteres y senderos

El corazón de las rutas volcánicas en Lanzarote late en el Parque Nacional de Timanfaya, epicentro de las erupciones de los siglos XVIII y XIX. Desde el Islote de Hilario parte la Ruta de los Volcanes en guagua, un itinerario panorámico que revela las Montañas del Fuego, hornitos, mares de lava y fumarolas que recuerdan que el subsuelo sigue vivo. Si prefieres senderismo, toma nota: dentro del parque los caminos a pie son guiados y con cupo, pero en los alrededores abundan opciones señalizadas que permiten acercarte con seguridad a cráteres y calderas.

caldera blanca
Caldera Blanca

Tres rutas imprescindibles: el Volcán del Cuervo, la Caldera Blanca y Montaña Colorada. El Volcán del Cuervo (4–5 km, fácil) te permite entrar en la propia caldera por un collado, rodeado de bombas volcánicas y lapilli que cruje bajo las botas. La Caldera Blanca (9–10 km, moderada) asciende por lavas cordadas hasta una cima con vistas 360º sobre Timanfaya y La Geria, perfecta para entender la escala del paisaje. Montaña Colorada (3–4 km, fácil) destaca por su gran bomba volcánica y el contraste cromático rojizo que, al atardecer, parece arder de nuevo.

Parque Nacional de Timanfaya
Parque Nacional de Timanfaya

Consejos prácticos para disfrutar y conservar: comienza temprano para evitar calor y viento, lleva calzado de suela rígida, agua y protección solar, y respeta siempre los senderos. La Ruta de Tremesana, dentro de Timanfaya, requiere reserva previa y guía oficial; es una oportunidad única para interpretar el territorio de forma didáctica. Complementa tu día volcánico con miradores como el del Río, o con la visita a tubos volcánicos como Cueva de los Verdes y Jameos del Agua, donde la lava creó catedrales subterráneas de belleza hipnótica.

Bodegas de La Geria y paisajes lunares únicos

La Geria es un viñedo imposible sobre un mar de cenizas. Aquí, los viticultores excavan hoyos cónicos en el picón y protegen cada cepa con semicirculares muros de piedra —los zocos— que la resguardan del alisio. El lapilli captura la humedad nocturna y la libera lentamente, permitiendo que la Malvasía Volcánica, Listán Negro o Diego prosperen sin riego. El resultado es un paisaje lunar cultivado, un mosaico negro y verde que sintetiza la resiliencia de la isla y su ingenio agrícola.

Bodegas La Geria
Bodegas La Geria

Visitar sus bodegas es entender el terroir volcánico en copa. Bodegas como El Grifo (fundada en 1775), La Geria o Rubicón ofrecen recorridos entre lagares, museos y catas comentadas. La Malvasía Volcánica seca destaca por su frescor salino, notas a fruta blanca y un toque mineral; en versiones semidulces o de vendimia tardía, despliega aromas a miel y flores. Combínala con quesos de cabra majoreros, papas arrugadas con mojo o pescados locales, y deja que la acidez marque el ritmo de una gastronomía también esculpida por el propio volcán.

Para disfrutar la carretera del vino, sigue la LZ-30, deteniéndote en miradores naturales entre zocos, conos y coladas; las mejores luces llegan al amanecer y atardecer, cuando el picón se torna dorado. Fotografía sin pisar los hoyos ni subirse a los muros: cada piedra protege una planta que lucha por el agua. Si el cielo está despejado, quédate a observar estrellas: la baja contaminación lumínica convierte La Geria en un balcón oscuro al cosmos, un cierre perfecto tras un día de cráteres, senderos y brindis.

Lanzarote volcánica cautiva por el diálogo entre fuego y vida: calderas que se pueden tocar, senderos que crujen y vinos nacidos de ceniza. Planifica tus rutas, reserva las visitas guiadas necesarias y acércate a las bodegas con respeto por un paisaje frágil y único en el mundo. Entre cráteres, La Geria y horizontes lunares, descubrirás una isla que se recorre despacio y se saborea en cada sorbo.

ARTÍCULOS RELACIONADOS

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

SÍGUENOS EN REDES SOCIALES

3,912FansMe gusta
2,560SeguidoresSeguir
1,209SeguidoresSeguir
3,911SeguidoresSeguir
spot_imgspot_imgspot_img

ÚLTIMAS ENTRADAS

Lanzarote inolvidable: playas infinitas, aventura en el paraíso atlántico

Lanzarote es una isla nacida del fuego y el viento, una geografía extrema donde los cráteres, las coladas de lava y las finas cenizas negras —el célebre picón— dibujan paisajes lunares inconfundibles. Explorarla a pie por rutas volcánicas y coronar calderas es tan emocionante como brindar en La Geria con una copa de Malvasía Volcánica. Este artículo recorre senderos entre volcanes, visita bodegas con historia y propone miradores que parecen de otro planeta, para un viaje que combina naturaleza, cultura del vino y silencio atlántico.

Rutas volcánicas en Lanzarote: cráteres y senderos

El corazón de las rutas volcánicas en Lanzarote late en el Parque Nacional de Timanfaya, epicentro de las erupciones de los siglos XVIII y XIX. Desde el Islote de Hilario parte la Ruta de los Volcanes en guagua, un itinerario panorámico que revela las Montañas del Fuego, hornitos, mares de lava y fumarolas que recuerdan que el subsuelo sigue vivo. Si prefieres senderismo, toma nota: dentro del parque los caminos a pie son guiados y con cupo, pero en los alrededores abundan opciones señalizadas que permiten acercarte con seguridad a cráteres y calderas.

caldera blanca
Caldera Blanca

Tres rutas imprescindibles: el Volcán del Cuervo, la Caldera Blanca y Montaña Colorada. El Volcán del Cuervo (4–5 km, fácil) te permite entrar en la propia caldera por un collado, rodeado de bombas volcánicas y lapilli que cruje bajo las botas. La Caldera Blanca (9–10 km, moderada) asciende por lavas cordadas hasta una cima con vistas 360º sobre Timanfaya y La Geria, perfecta para entender la escala del paisaje. Montaña Colorada (3–4 km, fácil) destaca por su gran bomba volcánica y el contraste cromático rojizo que, al atardecer, parece arder de nuevo.

Parque Nacional de Timanfaya
Parque Nacional de Timanfaya

Consejos prácticos para disfrutar y conservar: comienza temprano para evitar calor y viento, lleva calzado de suela rígida, agua y protección solar, y respeta siempre los senderos. La Ruta de Tremesana, dentro de Timanfaya, requiere reserva previa y guía oficial; es una oportunidad única para interpretar el territorio de forma didáctica. Complementa tu día volcánico con miradores como el del Río, o con la visita a tubos volcánicos como Cueva de los Verdes y Jameos del Agua, donde la lava creó catedrales subterráneas de belleza hipnótica.

Bodegas de La Geria y paisajes lunares únicos

La Geria es un viñedo imposible sobre un mar de cenizas. Aquí, los viticultores excavan hoyos cónicos en el picón y protegen cada cepa con semicirculares muros de piedra —los zocos— que la resguardan del alisio. El lapilli captura la humedad nocturna y la libera lentamente, permitiendo que la Malvasía Volcánica, Listán Negro o Diego prosperen sin riego. El resultado es un paisaje lunar cultivado, un mosaico negro y verde que sintetiza la resiliencia de la isla y su ingenio agrícola.

Bodegas La Geria
Bodegas La Geria

Visitar sus bodegas es entender el terroir volcánico en copa. Bodegas como El Grifo (fundada en 1775), La Geria o Rubicón ofrecen recorridos entre lagares, museos y catas comentadas. La Malvasía Volcánica seca destaca por su frescor salino, notas a fruta blanca y un toque mineral; en versiones semidulces o de vendimia tardía, despliega aromas a miel y flores. Combínala con quesos de cabra majoreros, papas arrugadas con mojo o pescados locales, y deja que la acidez marque el ritmo de una gastronomía también esculpida por el propio volcán.

Para disfrutar la carretera del vino, sigue la LZ-30, deteniéndote en miradores naturales entre zocos, conos y coladas; las mejores luces llegan al amanecer y atardecer, cuando el picón se torna dorado. Fotografía sin pisar los hoyos ni subirse a los muros: cada piedra protege una planta que lucha por el agua. Si el cielo está despejado, quédate a observar estrellas: la baja contaminación lumínica convierte La Geria en un balcón oscuro al cosmos, un cierre perfecto tras un día de cráteres, senderos y brindis.

Lanzarote volcánica cautiva por el diálogo entre fuego y vida: calderas que se pueden tocar, senderos que crujen y vinos nacidos de ceniza. Planifica tus rutas, reserva las visitas guiadas necesarias y acércate a las bodegas con respeto por un paisaje frágil y único en el mundo. Entre cráteres, La Geria y horizontes lunares, descubrirás una isla que se recorre despacio y se saborea en cada sorbo.

ARTÍCULOS RELACIONADOS

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

SÍGUENOS EN REDES SOCIALES

3,912FansMe gusta
2,560SeguidoresSeguir
1,209SeguidoresSeguir
3,911SeguidoresSeguir
spot_imgspot_imgspot_img

ÚLTIMAS ENTRADAS

Revista Traveling, Viajar, viajes, viajeros
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.