Con 13 nominaciones a los Oscar, incluyendo mejor película, mejor guion original y mejor actriz (a Sally Hawkins, protagonista de “Maudie”), el film de Guillermo del Toro (“El laberinto del fauno”, “La cumbre escarlata”) se ha posicionado como el gran favorito en la próxima edición de los premios Oscar. Después de conseguir el León de Oro en el pasado Festival de Venecia y los Globos de Oro, antesala de los Oscar, a mejor director y mejor banda sonora, no es de extrañar que “La forma del agua” tenga tantas posibilidades para llevarse la mayoría de los codiciados galardones hollywoodienses. Estas nominaciones están plenamente justificadas cuando descubrimos esta formidable película que es una gran obra llena de poesía, ternura, fascinación visual (algunas escenas rodadas debajo del agua son sencillamente maravillosas) y una banda sonora bellísima, firmada por el gran compositor francés Alexandre Desplat, ganador de un Oscar por el film “El gran hotel Budapest”, además de haber estado nominado en ocho ocasiones. Desde los primeros planos, Guillermo del Toro nos sumerge en un mundo entre realista, onírico y fantástico, donde el agua es el hilo conductor de una extraordinaria y preciosa historia de amor. Sally Hawkins nos deleita con una interpretación sobresaliente solamente ayudada por sus gestos ya que encarna a Elisa, una joven muda. La joven trabaja como limpiadora en un laboratorio de Baltimore en 1963, en plena Guerra Fría de lucha entre los americanos y los rusos y de hostilidad hacia los negros. En este centro de investigación, donde Elisa acude cada noche para limpiar, se enamorará de un hombre anfibio (Doug Jones), mitad monstruo, mitad Dios, que se encuentra ahí recluido y al que han traído, secuestrado, desde un remoto lugar de Sudamérica. Romántica, dramática y profundamente delicada, así es esta historia que Guillermo del Toro rueda con unos movimientos de cámara espectaculares, en los que sobresalen aquellos que se desarrollan debajo del agua. Una ambientación melancólica, catártica y oscura, que predice el final de algo. En esta película, la vida no está en la tierra, en la superficie sino en el agua, donde Elisa es libre, feliz y donde se refugia para vivir su amor con el extraño y atractivo hombre pez. La película es una fábula, una fantasía romántica que habla de la monstruosidad entendida como diferencia y como enriquecimiento, no como algo que hay que descartar. “La forma del agua” recuerda, en parte, a “La bella y la bestia” en la idea de que lo bello no siempre está en el exterior sino más bien en el alma de los seres. Sin embargo, en “La forma del agua”, Elisa no es una gran belleza sino una pobre limpiadora marginal, huérfana, solitaria y muda pero a la vez encantadora, de la que nos vamos enamorando a medida que vemos el film, por su enorme corazón. El film no sería lo mismo sin este elenco espectacular de actores, donde, además de la gran Sally Hawkins, que merecería, sin lugar a dudas, el Oscar, están Olivia Spencer, Michael Shannon, Doug Jones o Richard Jenkins. Un film que hay que ir a ver y no solo por el reclamo de ser el gran nominado a los Oscar sino porque nos hará sentir grandes emociones, gracias a unas imágenes espectaculares y a un impecable guion de Guillermo del Toro y de Vanessa Taylor. Amor, thriller, crítica política, fantasía y drama están presentes en esta bellísima película que nos hará navegar por los ríos más profundos del alma. El film se estrena el 16 de febrero 2018 Carmen Pineda |