La Navidad despierta los sentidos: huele a canela y castañas, suena a coros y campanas, brilla en calles y plazas. Si buscas un lugar especial para vivir estas fechas, aquí tienes cinco destinos —de la elegancia imperial a la magia ártica, del bullicio urbano a la calidez tropical— donde la Navidad se siente de verdad. Vamos a descubrir 5 lugares para vivir la Navidad muy diferentes unos de otros pero todos y cadauno con un encanto muy especial.
Viena, Austria: mercados navideños y valses
Viena es una postal invernal hecha realidad. Sus mercados —como el de la Rathausplatz, el romántico Spittelberg o el palaciego Schönbrunn— llenan la ciudad de luces, artesanías y aromas a glühwein y pan de jengibre. Entre casetas de madera y coros de Adviento, encontrarás desde juguetes tallados a mano hasta decoraciones de vidrio sopradas, todo con un cuidado estético que define el estilo vienés.
Más allá de los mercados, la ciudad vibra al ritmo del vals. En diciembre abundan los conciertos de música clásica en iglesias como Karlskirche y salas históricas, y no faltan talleres para dar tus primeros pasos de baile. Entre una tarde de café vienés con tarta Sacher y un paseo en carruaje por la Ringstrasse, la Navidad vienesa mezcla tradición, elegancia y un toque de cuento.

Rovaniemi, Laponia: en casa de Papá Noel
En el corazón del Círculo Polar Ártico, Rovaniemi es la dirección oficial de Papá Noel. En Santa Claus Village puedes cruzar la línea del Círculo Polar, visitar la oficina de correos donde se sellan cartas con un matasellos especial y saludar al mismísimo Santa. SantaPark, cuevas de hielo y talleres de duendes completan la fantasía para grandes y pequeños.
La naturaleza marca el ritmo: safaris con huskies, paseos en trineo de renos, motos de nieve y la posibilidad de ver auroras boreales. Las pocas horas de luz del “kaamos” suman magia a la atmósfera azulada del invierno. Entre una sauna finlandesa y una cena en kota con salmón al fuego, descubrirás que el frío se afronta en capas… y con una sonrisa.

Nueva York: luces, patinaje y compras festivas
En Nueva York, la Navidad es espectáculo. El árbol del Rockefeller Center y su pista de patinaje son iconos, igual que el Winter Village de Bryant Park con su mercado al aire libre. Los escaparates de la Quinta Avenida —Saks, Bergdorf, Macy’s— compiten en creatividad, y el Radio City Christmas Spectacular pone a las Rockettes a marcar el ritmo de la temporada.
Para una dosis extra de brillo, Dyker Heights en Brooklyn despliega iluminaciones vecinales descomunales. Completa el recorrido con los mercados de Union Square, Columbus Circle o Grand Central para regalos únicos y chocolate caliente. Entre Central Park nevado y una función de Broadway, la Gran Manzana demuestra por qué “holiday spirit” es casi un género propio.

Medellín, Colombia: alumbrados y sabor local
Medellín celebra la Navidad con luz y alegría. Los Alumbrados Navideños iluminan el río Medellín, Parques del Río y la Avenida La Playa con figuras gigantes y espectáculos de color coordinados por EPM. Barrios como Sabaneta y Envigado viven la temporada con plazas repletas, música y ferias donde la comunidad se reúne a disfrutar.
La tradición se saborea: buñuelos crujientes, natilla cremosa, hojuelas y aguapanela acompañan las novenas de aguinaldos, cuando familiares y amigos cantan villancicos cada noche. Con clima templado y espíritu festivo en las calles, es fácil combinar el paseo de luces con un viaje en Metrocable para ver el valle encendido desde lo alto.

Estrasburgo, Francia: capital de la Navidad
Estrasburgo se autodenomina “Capital de la Navidad” con motivos. Su Christkindelsmärik, uno de los mercados más antiguos de Europa, transforma la Grande Île en una aldea luminosa de madera y guirnaldas. La Catedral gótica sirve de telón de fondo, y el gran árbol de la Place Kléber marca el punto de encuentro para locales y visitantes.
La esencia alsaciana se prueba y se lleva en la maleta: bredele (galletitas de especias), pain d’épices, flammekueche y vin chaud en tazas reutilizables. Entre fachadas entramadas, puentes y canales, cada plaza tiene su propia identidad y artesanos. Ir entre semana y temprano ayuda a evitar multitudes y disfrutar con calma del encanto medieval.

Desde el vals vienés hasta las auroras laponas, del vértigo neoyorquino a la calidez paisa y la tradición alsaciana, cada uno de estos destinos ofrece una Navidad con personalidad. Elige el ambiente que más te llame, reserva con antelación, abrígate (o viaja ligero, si vas a Medellín) y déjate llevar por la luz, la música y los sabores de la temporada.


