Su histórico puerto, sus casitas victorianas de vivos colores del Old Street encajadas alrededor de la imponente aguja y 47 campanas de su Catedral de San Colman y su relajante paseo marítimo son los atractivos más importantes de esta pequeña y pintoresca ciudad.
Conocida como Queenstown hasta 1921, su puerto es el gran protagonista de su historia; el segundo puerto natural más grande del mundo ha sido, y es hoy también, el lugar de atraque de grandes trasatlánticos gracias a su gran calado: fue la última parada del Titanic antes de su hundimiento; el lugar al que en 1915 llegaron las víctimas (heridos y fallecidos) del Lusitania tras su bombardeo en la I Guerra Mundial; también fue el puerto más destacado del que partió la emigración de irlandeses a Estados Unidos, Canadá, Australia,… consecuencia de la “hambruna de 1845-1849” provocada por la plaga que afectó a la patata y que tuvo un saldo de 1 millón de muertos (Estatua de bronce de Annie Moore y sus hnos.)
Otra de las postales más bellas nos la ofrece la entrada y salida en barco de Cobh: infinitas casitas de colores perfectamente alineadas salpican un paisaje sereno de un verde “esmeralda” infinito.
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