Buenos días desde las hoces de Segovia. Uno se encuentra con un lienzo de colores y sensaciones que parece extraído de un cuento. Aquí, los pueblos de piedra, cuyas fachadas narran siglos de historia, se despliegan bajo un cielo azul que se contrasta con los tonos rojizos, amarillos y negros de sus calles, y el verde variado de sus bosques, creando una paleta inimitable.
Este escenario, repleto de autenticidad, invita a la pérdida de la noción del tiempo, mientras admiramos las hoces de agua y los buitres que surcan el cielo. No es extraño sentir asombro al pasar de un pueblo de piedra negra a otro amarillo, o al descubrir cortados de tierra rojiza.
En las hoces del Río Riaza, un «río de árboles» – pinos, sabinas, encinas, álamos – se alza sobre el riachuelo, creciendo altos y majestuosos. Y en pueblos como Sepúlveda, Maderuelo o Riaza, la solemnidad de los conjuntos históricos, casi inmutables al paso del tiempo, inspira una profunda reverencia.
En las hoces del Río Duratón, son un espléndido escenario natural de impresionantes cañones y hoces fluviales, hogar de una de las mayores colonias de buitres leonados de Europa. El parque, que se extiende a lo largo de 27 kilómetros, es un destino privilegiado para el senderismo y el turismo de naturaleza, brindando vistas espectaculares y la oportunidad de descubrir una biodiversidad rica y variada. Las visitas al antiguo monasterio de San Frutos, ubicado en un promontorio sobre el río, añaden un toque de historia y cultura a la experiencia.
Para los aventureros, Segovia ofrece rutas de senderismo como el Camino de las Fuentes o la Senda de la Hocecilla, y travesías a caballo que atraviesan más de 270 kilómetros de Parques Naturales. Además, su cielo de calidad excepcional ha ganado la certificación como Destino Starlight, haciendo de la región un lugar perfecto para el astroturismo. Segovia, con su belleza natural e histórica, es, sin duda, una joya por descubrir.
Más información: www.segoviaturismo.es
